miércoles, 3 de mayo de 2017

42 AÑOS DE DIBUJO, PINTURA, ESCULTURA Y ANATOMÍA- DIEGO DE GIRÁLDEZ

Diego de Giráldez CENTRO CULTURAL LA ASUNCIÓN CALLEJÓN DE LAS MONJAS s/n • ALBACETE e-mail: ccult.asunción@dipualba.es Del 8 de Febrero al 3 de Marzo de 2001 Cristo hombre. 1982 Sin lugar a dudas. Diego de Giráldez es ya, y por derecho propio, uno de los grandes pintores gallegos de la realidad, pero una realidad que bebe en el ancestro poético de tintes bucólicos, alejada de la descarnada vocación perfeccionista “hipe” a secas, o de un naturalismo “neo” y descarnado que vitalmente hace propuesta dialéctica con la vida misma. No es aquel realismo existencial de la América de Ginsberg, ni siquiera el más atemperado del pintor galo Balthus. En su “naturalismo” hay un querer poetizar y cubrir de enigmáticos misterios lo cotidiano, aprender la esencia y la belleza de las cosas en su totalidad, vitalizar con supremo amor o con la emotividad de un romántico/tenebrista la sublime presencia de un bodegón que se pierde en el oscuro espacio del telón infinito que es el fondo y contraluz. Espigas, frutas, flores, cesto..., bodegones refinados con sutileza panteísta, aparecen dignificados en su mismo detalle o en su situación de primeros actores, entre ese negro telón de mil irisaciones y el espectador. Pocas veces un objetivo trivializado ha sido tratado con el mimo acariciante de Giráldez, pocas veces ha logrado un pintor el carisma de esta nueva dimensión que el el raro sabor poético del que hace versos en la noche con un pincel, generando un lirismo y un “acercamiento a lo orgánico vitalmente DIMENSIÓN POÉTICA DE LA REALIDAD Bota y gorra. 1996 verdadero”, como dice en su -Abstracción y Naturaleza- Worringer... Pero no se produce ese acercamiento -y lo confirma el mismo Worringerporque se haya querido representar un objeto natural apegándose fielmente a su corporeidad, sino por haberse despertado la sensibilidad para la belleza de la forma orgánica y vitalmente verdadera y por el deseo de satisfacer esa sensibilidad rectora de la voluntad artística absoluta. A la par que la capacidad de sugerir líricamente, desde su peculiar realismo poético, hay en Diego de Giráldez un deseo de afirmar el buen oficio, las armas del “buen hacedor”, que se manifiesta, a veces, con la tenue presencia inadvertida de una ausencia que es el objeto mismo. Véanse sus figuras escenificando una actitud perdida en el espacio, centradas en las crispaciones psíquicas de sus rostros o en el pathos que la domina, en medio de un tenebrismo que trata de sonsacar calideces a la oscuridad, el mismo que hacia mutar la presencia sólida del bodegón. Composiciones y luces que definen un negro espacio telúrico sin fin, sutileza y misterio, emotividad y poético sentir... son cualidades que nos acercan a la realidad pictórica de Diego de Giráldez, porque, incluso, en cualquier parte, en cualquier momento -y lo decía el mismo Picasso- “del más pompier al más pompier, del más moderno al más moderno o que se cree tal, está siempre la realidad”. Hoy nuestro mundo artístico, ecléctico, manierista, Gallo. 1996 desihibido, dionisíaco y postmoderno acerca la Antes de la última cena. 1985 realidad como una poética más, la opción de Diego de Giráldez es un ejemplo de esa recuperación de un pasado intempolarizado, vigente en un eterno presente que, como decía el viejo maestro nunca pierde actualidad. José Antonio Castro Fernández Crítico de Arte y Profesor de Arte Contemporáneo de la Universidad de Vigo Así terminó la pelea. 1990 La opción expresiva de Diego de Giráldez es la pintura figurativa, construida con un lenguaje original, de factura lisa, y dibujo preciso, que estimula las vivencias de la realidad esencial y la reflexión sobre el misterio y los grandes temas de la existencia humana. Imbuído de una sensibilidad mística y franciscana, se preocupa por el hombre y su relación con el entorno, la naturaleza, los animales, las cosas. Crea un ámbito que se mueve entre lo físico, lo espiritual, lo real y lo onírico, con un acento evidente de nostalgias, temores y una poética u oniríca. Confluyen en su obra la fuerza proustiana que se recrea en intelectualizar las sensaciones y los espacios, la fuerza naturalista que tiene su referente en la pintura española del siglo XVII y la mágica de “Dau al Set”. Todo responde a un relato que está en su pensamiento y que se materializa en el cuadro. No es un mundo sacralizado el que desea estimular, sino la condición sagrada que hay en nosotros mismos. Utiliza una simbología llena de significados místicos y espirituales, la cruz, el pan, la copa de vino tinto, el cordero, la vela, y, flotando, suspendidas en el espacio, sin tocarse, ni fundirse, en tensión, bolas transparentes, cerezas, y objetos conocidos, imágenes cifradas, ojos que nos miran desde la oscuridad. PENSAMIENTO Y VISIÓN Jugando a la luz de la luna. 1996 Todo se basa en el poder del pensamiento que junta lo ilógico y lo onírico con la realidad, en un escenario en el que la oscuridad, el silencio y el vacío, dan solemnidad a la escena y potencian una actitud contemplativa a merced de las ideas y creencias del propio espectador. Es como un montaje al borde del vacío en el que las imágenes, iluminadas por el color, e impregnadas de memorias, se alzan con originalidad en un ámbito poético más propio del pensamiento que de la filosofía. Mª Luisa Ilarri Junquera Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela y Doctorada en Crítica Textual por la Universidad Autónoma de Barcelona En el aire. 1998 Si parodiando a Rilke podría decirse que un objeto común es ese objeto y todos los objetos idénticos, más al fin únicamente él solo, el objeto, en la pintura de Diego de Giráldez esa circunstancia se extrema, se exacerba, se lleva al àpice, porque cuando él toma cualquier cosa como referencia, la más vulgar, la hace única, sencillamente porque trasciende la realidad. ¿Y en que consiste tan sutil operación? Porque no estamos, estrictamente ante un hiperrealista. Se trata de aceptar el postulado leonardesco de que la pintura es cosa mental. Pero sobre la base de que el ojo, los ojos. La mirada de Diego de Giráldez, es entomológica. Capaz de apreciar, reflejar, destacar aquello que la mirada común no ve, sencillamente porque no posee la profundidad, la perspicacia, de la de este artista. Que al fin, es paradójico, porque en las cosas inanimadas, en aquellos elementos que habitualmente integran un bodegón, también llamado naturaleza muerta, él consigue la vida, la perennidad, la trascendencia. Pero atenuada, meramente sugerida. Digamos que están vivas sus cosas, sus objetos, sus animales, desde la muerte aparente. Inevitablemente, surge y se impone lo inquietante. REALIDAD TRASCENDIDA Despeinado. 1998 Digámoslo de una vez: la pintura de Diego de Giráldez es inquietadora, casi angustiante. Porque nada en ella es extraordinario y, sin embargo, todo se eleva más allá de lo cotidiano. Lo común se mayusculiza, hasta lo anodino cobra importancia. Un cacharro, cualquier enser del ajuar doméstico, es él, el único, el irrepetible. Es don cacharro y acaso hasta el excelentísimo señor cacharro. Mientras en los bodegones de tantos pintores sus animales muertos, las piezas de caza o de corral, tan frecuentes en el arte de los siglos XVIII y XIX, parecen dispuestos a partir para los fogones, en los cuadros de Diego de Giráldez invitan al respeto, a la admiración exigen, mejor, su adoración ensimismada, porque alcanzan el rango de símbolos, de criaturas intangibles, ya que lo mágico, ese soplo sutil ineflable, de que los dota el artista, los eleva a tal categoría, a partir de la mera anécdota, como pedía siempre el maestro Eugenio d´Ors, de quien Giráldez ha aprovechado siempre la máxima de que en arte, todo lo que no es tradición es plagio. Porque nuestro pintor no ha inventado nada. Aparentemente, claro, ya que en él todo es, al fin, absoluta invención. Sigue la más antigua y ortodoxa tradición, pero recreándola. Haciéndola suya, de manera que el realismo tiene una historia, una trayectoria que se interrumpe para resurgir, en pureza y modos insospechables, a partir de su obra. Nos interesa más el hiperrealista que el tangen- Dos claveles. 1997 cialmente surrealista Diego de Giráldez. Digamos que su mente cartesiana no precisa elucubraciones. Al menos, no necesita que lleguen a la obra que el espectador va a contemplar. Le basta con razonar, reflexionar, ahondar en su mente antes de que la mano trace, sobre el soporte, líneas, formas, y a él llegue el color. Que es exultante, semejando tan aquilatado. Que puede ser agresivo pero al fin es entonado, en gamas que se difuminan, que se neutralizan, que se envuelven en una atmósfera indefinible. El pintor ama la anatomía. Hubiera sido un discí- pulo amado por Andrea Vesalio. Porque cuando se recrea en la figura humana hay en ella la perfección morfológica expresada hasta lo enfermizo, y sin embargo no es reiterativo. Sabe detenerse en el justo límite del exceso de habilidad para dar a su obra ese soplo sutil del arte, que al fin es lo trascendente. Por supuesto que sabe trastocar la realidad convencional, de manera que sorprenda desde un recurso tan elemental como es el tamaño de las cosas, a partir de la referencia más convencional. Sólo eso, secreto a voces, le basta para llevarnos hasta el misterio. Hasta esa inquietante realidad trascendida a que aludíamos. Hace un arte personal, diferente, importante. Y esta pintura es consecuencia de una voluntad insobornable, inagotable. Diego de Giráldez sabía, de muchacho, a donde quería llegar. Ensayó, ahondó, insistió. Y logró. Ahora que goza de admiración y respeto internacionales puede parecer tal situación Gallina amarilla. 1999 La gallina mira. 1998 fruto de la casualidad. No lo es. Muy al contrario, detrás de una obra de hoy está un larguísimo ejercicio, años de trabajo, soledad, búsqueda, reflexión. El afán de conseguir la obra bien hecha. ¡Ay del artista que no domina su oficio! Y Diego de Giráldez lo domina, totalmente, pero sin confiarse. Sabedor de que el resultado de ayer, por feliz que fuere, es un reto para hoy y una incógnita para mañana. Hay modas, modos, ismos que pasan. Que tienen una vida efímera. Es su modo de abordar la realidad, trascendiéndola, es intemporal. Y por ende, permanente, eterno. Ocurrirá no obstante, un día, que nadie será capaz de decirnos ante una obra de Giráldez en que época exacta vivió y pintó. Quizá alguien se confunda y aventure el siglo XVII. El tiempo de Zurbarán, por ejemplo. Pero si ahondamos más en la mirada llegaremos a la conclusión de que esa realidad trascendida sólo es posible tras experiencias oníricas que fueron posteriores. Francisco Pablos Crítico de Arte y Miembro de la Academia de Bellas Artes de Galicia La mujer de la flor. 1998 Observando la naturaleza. 1989 Fragmento el hombre es fruto. 1990 Reproducción del ser vivo. 1989 Gallinero. 1985 Gallo africano. 1997 El paño que cubrió el cuerpo. 1993 Reflexión a la vida. 1989 Diego de Giráldez nació en Pontevedra. Desde muy temprana edad comienza a interesarse por el dibujo y la escultura. Comienza a exponer en 1975. En la década de 1976 hasta 1986 realiza más de 100 exposiciones entre las que se encuentran las realizadas en Vigo, Pontevedra, Gerona, León, Barcelona, Madrid, Cádiz, Salamanca, París (Francia), Porto y Coimbra (Portugal) y Ginebra (Suiza). Desde 1986 al año 2000 realizó 195 exposiciones en diversos puntos de la geografía nacional y Portugal como Madrid, Badajoz, Santander, Burgos, Valladolid, Segovia, Leira, Aveiro, Viana do Castelo, Figueira da Foz, etc. Los museos comienzan a interesarse por su obra en la década de los 80 y en la actualidad está representado en 120 museos de varios países. Diego de Giráldez tiene una bibliografía de 21 libros editados por distintas entidades de cultura y editoriales. OBRAS EN MUSEOS - Museo Provincial de Lugo - Museo Provincial de Pontevedra - Museo Provincial de Guadalajara - Museo de Ciudad Real CURRICULUM El ojo de artista. 1998 - Museo de La Rioja - Museo de Artes y Costumbres Populares de El Ribeiro (Orense) - Museo das Mariñas de Betanzos (La Coruña) - Museo Municipal de Ferrol (La Coruña) - Museo de Arte Contemporáneo de Toledo - Museo de Arte Contemporáneo de El Cairo (Egipto) - Museo de Bellas Artes de Santander - Museo Municipal de Vigo (Pontevedra) - Museo Provincial de Avila - Museo Da Regiao Flaviense. Chaves (Portugal) - Museo Nogueira da Silva. Braga (Portugal) - Museo Municipal de Ourense - Museo de los Caminos de Astorga (León) - Museo Municipal de Viana Do Castelo (Portugal) - Museo Municipal de Amarante (Portugal) - Museo Francisco T.P.J. Castelo Branco (Portugal) - Museo Municipal de Leiria (Portugal) - Museo de León - Museo de Cuenca - Museo Nacional de M. de C. de Coimbra (Portugal) - Museo da Terra de Melida (La Coruña) - Museo Provincial de Ciudad Real - Museo de Puertollano (Ciudad Real) - Meso de Valdepeñas (Ciudad Real) - Museo de Cáceres - Museo do Moucho.Cerceda (La Coruña) - Museo de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) - Museo de la Peregrinación. Santiago (La Coruña) - Museo Diocesano de Tui. (Pontevedra) - Museo de Valle Inclán. La Puebla de Caramiñal (La Coruña) - Museo Comarcal de Fonsagrada (Lugo) - Museo Diocesano de Lugo - Museo de Humor. Fene (La Coruña) - Museo de Bellas Artes de La Coruña - Museo de Rosalía. Padrón (La Coruña) - Museo de Arte Sacro. Lourenzá (Lugo) - Museo Catedralicio Diocesano de Mondoñedo (Lugo) - Museo de Bellas Artes de Murcia - Museo de Menorca - Castillo de Soutomaior (Pontevedra) - Castillo del Sobroso. Puenteareas (Pontevedra) - Museo Numantino de Soria - Museo Militar Regional de Sevilla - Museo de la Academia de Infantería de Toledo - Museo Rodera-Sobles (Segovia) - Museo de Ceuta - Museo Militar de Montjuich.Barcelona - Museo Provincial de Bellas Artes (Badajoz) - Museo Militar de Menorca - Museo Nacional Ferroviario (Madrid) - Museo Municipal de Ciudad Real - Museo de Aeronáutica y Astronáutica (Madrid) - Museo específico de la Academia General Militar de Zaragoza - Museo Regional Militar de Burgos - Museo de Melilla - Museo Naval de la Zona Marítima del Cantábrico. Tocando el cuerno. 1998 El Ferrol (La Coruña) - Museo del Ejército Alcázar de Toledo - Museo Marítimo Torre de Oro. Sevilla - Museo da Agua. Lisboa (Portugal) - Museo específico de Ceuta. “El Desnarigado” - Museo de Dibujo. Castillo de Larres. Sabáñigo (Huesca) - Museo Casa Museo de Cervantes. Valladolid - Museo específico de la Bripac. Alcalá de Henares (Madrid) - Museo Histórico - Militar regional de Valencia - Museo de Anatomía. Madrid - Museo de la Guardia Civil. Madrid - Museo de Montserrat. Barcelona - Museo del Pages Castelldans. Lleida - Museo Municipal de Puenteareas (Pontevedra) - Museo Específico del Suboficial- Tremp. (Lleida) - Museo del Ejército. Madrid - Museo Regional Militar de La Coruña - Museo Naval de Cartagena (Murcia) - Museo Militar Regional de Canarias. Sta. Cruz de Tenerife - Museo Comarcal de Noguera-Balaguer (Lleida) - Museo Naval de San Fernando (Cádiz) - Museo de Vinaroz (Castellón) - Museo Específico de la Legión. Ceuta - Museo Naval. Madrid - Museo Popular de Arte Contemporáneo de Vilafamés (Castellón) - Museo de Monestir de Sant Joan de Les Abadeses (Girona) - Museo del Club de Fútbol Celta. Vigo (Pontevedra) - Museo de la Catedral de Santiago (La Coruña) - Museo Parroquial de Altafulla (Tarragona) - Museo Torre Balldovina. Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) - Museo Regional Militar de Palma de Mallorca - Museo Municipal de L´Estampació Textil. Premià de Mar (Barcelona) - Museo Provincial de Bellas Artes de Castellón - Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife - Museo Arqueológico de Crevillente (Alicante) - Museo de L´Empordá. Figueres (Girona) - Museo Diego de Giráldez. La Cañiza (Pontevedra) - Museo da Guarda. Portugal - Museo da Povoa de Varzím. Portugal - Museo Paço Duques de Bragança. Guimaráes. Portugal - Museo dos Terceiros. Ponte da Lima. Portugal - Museo de Estarreja. Portugal - Museo do Mosteiro. Batalha. Portugal - Museo de Ovar. Portugal - Museo Militar de Bragança. Portugal - Museo Militar do Porto. Portugal - Museo de Lisboa. Portugal - Museo Nacional da Marioneta. Lisboa. Portugal - Museo do Ar. Alverca. Portugal - Museo de Obidos. Portugal - Museo de Figueira da Foz. Portugal - Museo D.G. Portimao. Portugal - Museo Regional do Algarve. Faro. Portugal. Alegoría al pintor. 1993 Edita: Diputación de Albacete. Servicio de Publicaciones. 2001. Depósito Legal: AB - 543 -2000 Retrato. 1998