Prosigue exponiendo con gran éxito por el país.
Diego de Giráldez, nace en la provincia de Pontevedra.
Trabaja en la escultura y la pintura, ha realizado numerosas exposiciones por toda la geografía hispánica.Trabajador infatigable, ha realizado hasta el momento, a pesar de su juventud, casi las cuatro cientas exposiciones, algunas de ellas en las más prestigiosas galerías.
Este artísta lo que más le apasiona es el bodegón, al que dá un particularísimo aire gallego, con predominio de tonos oscuros, que él atribuye a las especiales condiciones de luz de nuestra tierra y a una especie de reflejo de la actual crisis que vive el mundo. El crítico Santiago Amón ha dicho lo siguiente:
"Diego de Giráldez tiene nombre de pintor medieval; de pintor, por más señas, nacido y ejercitado a caballo del medievo y el renacimiento. Dado su origen, sabe nuestro hombre que el arte es absolutamente inseparable del oficio. Sabe también que el blanco más blanco nace de la explosión comunitaria de todos los colores, y que el negro más negro surge cuando la noches se apodera del fulgor del arco-iris. Lo demás es cosa que depende de la forja diaria de su mano sobre la faz incitante del lienzo."
De Giráldez, se consiera fundamentalmente autodidacta porque sólo por ese camino, se puede llegar a la identidad creadora, siendo su principal objetivo plasmar en los lienzos ,el fruto del trabajo del campesino y del marinero. Todo esto lo logra, como ya hemos señalado anteriormente, con el bodegón. No obstante, cuando pinta figura humana, acostumbra a cubrirla con ropajes desgarrados y los rostros surcados por profundas arrugas, resultado del árduo trabajo en la tierra y el mar.. Podríamos resumir la idea anterior señalando que acostumbra a plasmar el objeto cotidiano, es decir, todo aquello que a primera vista no tiene valor artístico y que él, mediante su obra, eleva a categoría artística.
Quizá quien mejor ha sabido observar la obra de Diego de Giráldez, que próximamente expondrá en Teruel, Soria, Zamora y Orense, es José Antonio Castro Fernández, cuando señalaba en nuestro diario lo siguiente:
"En su visión del bodegón- quizás reflejo de su actitud vital y existencial- denota Giráldez un profundo amor al psicoanálisis objetual, un tremendo afán por radiografiar la realidád más allá de la pura metafisíca, extrovirtiendo conceptualmente un franciscanismo artístico, presente en cualquier objeto, aún en el más perecedero, porque todos tienen su cualidad, de todos se puede extraer su propia dignidad artística. Pero también ha clarificado su sentir técnico. Emergiendo dela oscuridad de los fondos, lo que provoca un espacialismo ilimitado, los objetos volumetrizan sus calidades plásticas en un primer plano de contrastes lumínico-cromáticos, para armonizar una composición previamente estudiada, donde cada elemento tendrá su propia definición."
Faro de Vigo
