miércoles, 30 de abril de 2025
sábado, 26 de abril de 2025
Pedro Fernández - Diego de Giráldez nos enseña el lugar dónde crea sus obras - FARO DE VIGO
Hijo predilecto de A Cañiza y Vigo, Diego de Giráldez marcó desde joven su trayectoria en las artes plásticas. Su formación comenzó en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo y se consolidó en Cataluña, donde entró en contacto con figuras como Salvador Dalí y Antoni Pitxot. A lo largo de su carrera ha realizado más de 400 exposiciones individuales y ha representado a España en eventos internacionales como la Expo Universal de Lisboa de 1998. Su obra está presente en más de un centenar de museos de todo el mundo.Pintor, escultor y escritor, es el creador del realismo NAS, una fusión de naturalismo, abstracción y surrealismo. Su estilo preciso y simbólico reflexiona sobre la relación del ser humano con la naturaleza. Desde 2006 cuenta con un museo propio en A Cañiza que hemos visitado para este reportaje.
viernes, 25 de abril de 2025
FARO DE VIGO - ANA RODRÍGUEZ - 13 - 4 - 2025
Diego de Giráldez: «Intento dar algo nuevo al mundo del arte»
Una visita al pintor y escultor vigués internacional en su taller-museo de A Cañiza
Nacido en 1959 en A Cañiza y residente en Vigo, Diego de Giráldez tiene una trayectoria de 55 años como pintor y escultor. Su obra está presente en 150 museos de cuatro continentes y repartida entre colecciones particulares e institucionales. Artista precoz, a los trece años ya vendía sus primeros retratos a carboncillo.
Con 20 años conoció a Salvador Dalí y comenzó a buscar un camino alternativo al surrealismo tradicional, que encontró creando el movimiento NAS (Naturalismo, Abstracción y Surrealismo).
El papa Juan Pablo II quedó prendado de su ‘Cristo hombre’ y así su obra entró en el Vaticano
Su obra está repartida entre 150 museos de cuatro continentes – Asia, Europa, América y África–, incluido el Vaticano, en unas 37 catedrales y en centenares de colecciones de particulares e institucionales. «Intento dar algo nuevo al mundo del arte», responde Diego de Giráldez cuando se le pregunta que intenta transmitir con sus pinturas y sus esculturas. Nos recibe en uno de sus estudios, el que se extiende a lo largo y ancho de una vivienda familiar de dos plantas y unos trescientos metros cuadrados en la Praza Maior de A Cañiza, justo al lado de su casa museo. No es su único ‘territorio de artista’: tiene dos más en su pueblo natal, uno enfrente del edificio del Concello que utiliza para obra de gran envergadura – «Tengo una mesa que aguanta mucho peso y puedo hacer esculturas de más de cinco metros de altura», explica – y otro en una casa en medio del rural. En Vigo, ciudad en la que vive, pinta en la buhardilla que fue el estudio de Laxeiro, espacio que reserva para su obra más minuciosa.
Sus 55 años de trayectoria aparecen reflejados en las creaciones almacenadas y dispersas por las diferentes estancias de su estudio, una casa familiar de 1800 que aún conserva en sus cuartos elementos que reflejan su antiguo uso como cocina, baño, salón, comedor y dormitorios. «Trabajo en varias cosas, esta obra pertenece a la serie ‘Formas no coherentes’, esta otra es de ‘Solo color’, esta escultura se llama ‘Sopla al mundo’, la hice en la pandemia,...», explica mientras muestra algunas de las creaciones que nos vamos encontrando.
En una de las estancias que da a la Praza Maior vemos un telescopio cerca de la ventana. «Lo tengo para observar el espacio, me enseña muchas cosas: el que estudia el cielo aprende mucho del ser humano, de la interrelación orgánica entre el universo y los seres vivos». En el cuarto contiguo, un caballete frente a la ventana, pigmentos, una paleta de colores y pinceles nos indican que ese es su templo de creación. «Pinto casi siempre de pie, me siento para ver el cuadro o cuando llevo muchas horas; empiezo normalmente a las diez de la mañana y no paro hasta las once o doce de la noche, tuve que cortar porque antes me daban las tres o cuatro de la mañana y casi enlazaba un día con otro; como enlatados o algo sencillo porque no cocino; suelo pintar hacia la ventana hasta que hay luz y luego me pongo a hacer esculturas, con una iluminación de 3.200 vatios para una habitación de 20 metros cuadrados, eso es lo que necesitas para que el ojo vea bien, lo tengo bien estudiado desde niño».
– ¿Cómo ha sido su evolución como artista en las más de cinco décadas que lleva?
– empecé con una pintura de temática franciscanista, que se basaba en objetos usados que estaban olvidados en cualquier esquina de la casa o en un desván, pero que tuvieran huella de vida. Luego me dediqué al estudio del medio rural: me fijaba en el ropaje de la gente, en sus caras curtidas por el trabajo y la climatología, en su forma de almacenar lo que recogían del campo, en los animales que les rodeaban, en las ferias donde vendían gallos,... A partir de ahí , a los cinco años de haber conocido a Salvador Dalí, se me ocurre hacer un cambio respecto al surrealismo que él hacía en su obra y encuentro un camino, que yo llamó el movimiento NAS (Naturalismo, Abstracción y Surrealismo) y que se basa fundamentalmente en tres avances: cojo un objeto y lo desgravito, colocándolo en un lugar que no pertenece a la realidad (por tanto es surrealismo); después, a través de la mirada de los humanos retratados en mi obra, trato de que haya una abstracción de pensamiento (que no se sepa lo que piensan) y también una abstracción del entorno de la propia obra; y en la parte del naturalismo, en lugar de hacer efectos ópticos que den sensación de realidad, lo que quise es trabajar la piel en forma morfológica. Presenté ese nuevo movimiento NAS en una exposición en 1982 y causó mucha reacción , los museos empezaron a interesarse por mi obra a mediados de los ochenta y cada vez con más intensidad. En aquellos años era novedoso ese cambio respecto al surrealismo tradicional, hoy ya está muy visto. Más tarde empiezo a estudiar los grandes clásicos, como Velázquez o el Greco, y es cuando saco el ‘Modelado de luz y volumen’, que sería una pintura con una técnica que se asemeja a la de ellos en la que intento construir dibujo y volumen con la luz. Después de eso me digo «¿por qué no cambiar estructuras de cosas que no tengan nada que ver entre sí?» y empiezo mi etapa ‘Formas no coherentes’. Un día me dedico a ver para el cielo y veo que la luz forma colores diferentes cuando tropieza con el agua, la niebla o las nubes, cuando hay tormenta o cuando sale el sol; empiezo mi etapa ‘Solo color’, que no es abstracta, aunque los cuadros puedan parecerlo, sino que es realista. Eso es lo que más pinto últimamente.
– Además de pintor es escultor, ¿cuándo y cómo decide decantarse por una u otra expresión artística y qué le aporta cada una de ellas?
– Empecé con la escultura cuando tenía 18 años, con la pintura fue antes: con trece años ya hacía retratos a carboncillo por los que cobraba mil pesetas. La escultura me permite trabajar el volumen en contacto con él, en las cuatro dimensiones. Y la pintura es un espacio donde haces efectos ópticos y aparece el volumen.
En sus facetas de escultor y de pintor, Diego de Giráldez tiene obra en monumentos públicos, ha realizado más de 400 exposiciones individuales y colectivas , entre ellas la de Maestros del Realismo Español en 1980, junto a Antonio López o Eduardo Naranjo, entre otros, y fue uno de los pintores que representó a España en la Expo Universal de Lisboa de 1998, en la que también estuvo presente en un stand de Portugal dedicado al territorio.
Un artista precoz
Nacido en el año en 1959 en A Cañiza en el seno de una familia burguesa, Giráldez se traslada a vivir a Vigo con ocho años tras la muerte temprana de su padre. A los once años ya acude como alumno a la Escuela Municipal de Artes e Oficios de la ciudad olívica, donde recibe clases, entre otros, del pintor Luis Torras, fallecido el año pasado a la edad de 111 años. Mientras se forma, devora libros de anatomía para conocer hasta el último detalle del cuerpo humano y hasta recibe lecciones del médico Nicolás Peña, que hoy da nombre a un hospital en Vigo.
Poco antes de cumplir los 18 se matricula en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, y al finalizar se traslada a Cataluña para seguir formándose. «Iba de oyente a la Escuela de Bellas Artes, donde los profesores al ver que pintaba con colores tan oscuros me decían que emplease otros; en una exposición que hice en diciembre de 1977 en Girona, al ver que se habían vendido casi todas las obras, pregunté quienes las habían comprado, me dijeron que la mayoría eran profesores de las secuelas de artes de Barcelona y Olot, y el motivo que daban era que yo era muy revolucionario y llegaría muy lejos».
Con veinte años conoce a Salvador Dalí, que se interesa por su obra, y a Antoni Pitxot, entonces director del museo Dalí y también pintor, quien le ayuda a organizar las numerosas exposiciones que comienza a realizar con la obra cultural de la principal caja de ahorros catalana (hoy Caixabank) por Cataluña y Baleares, primero, y más tarde con entidades financieras de todo el territorio estatal.
– ¿Cómo era su relación con Salvador Dalí?
– Era un comediante. El Dalí que salía a la calle no era el mismo que te encontrabas en casa. Cuando volvía a su museo, después de estar todo el día fuera, se sentaba, se sacaba el gorro que llevaba y decía: «Por hoy se acabó la comedia». Era un hombre muy sentimental y cariñoso;_hablábamos de arte , de la vida, de su relación con Gala, de la suerte que tuvo al triunfar en Estados Unidos,... Cuando le conocí él tenía 73 años y yo unos veinte. Yo había ido a trabajar para dos galerías en Figueras y, al visitar su museo, un señor gallego que trabajaba para él de toda la vida reconoció mi acento y me dijo que le iba a hablar a Dalí de mí. Al día siguiente fui a conocerlo – no llevé obra mía, aunque me la había pedido, porque me ponía nervioso – y desde ese día seguimos en contacto.
Después de veinte años viviendo en Girona, Giráldez regresa a Galicia para establecerse donde su madre y sus hermanos. Y para imbuirse más de aquel ruralismo que le apasionaba.
– ¿Cómo llega a tener tanta cantidad de colaboraciones con administraciones públicas locales, provinciales y autonómicas?
– Al principio tuve suerte, hay que tenerla. Empecé a hacer exposiciones con la galería Van Gogh de Vigo, que tenía un gran prestigio, y después vino lo de Cataluña. Hubo un momento en que a lo mejor doce diputaciones me subvencionan viajes y exposiciones. Y también la Xunta de Galicia, que al principio no la conocía nadie (sonaba más la Generalitat, el gobierno vasco y la Junta de Andalucía). Gerardo González Albor inauguró alguna exposicion mía , y González Laxe, y luego Fraga, me daban dinero para que llevase el nombre de Galicia por mis exposiciones adelante.
– Y con la iglesia católica?
– Cuando pinté ‘El Cristo hombre’ en 1982 y lo presenté en el museo Pompidou de París, el papa Juan Pablo II_me escribió diciéndome que le había gustado mucho la novedad que suponía representar el sufrimiento humano de Jesús en la crucifixión. Se pusieron en contacto conmigo cardenales, que luego vinieron aquí a verme y con los que seguí en contacto, y fui a Roma a estar con el papa. Así entré en el Vaticano, donde hay obra mía. También tengo en otros espacios religiosos, entre ellos 37 catedrales.
Tras la conversación, vamos al edificio contiguo a su estudio, donde se encuentra la Casa de Encuentro con el Arte de Diego Giráldez, un edificio de más de mil metros cuadrados en cinco plantas que albergó el cuartel de la Guardia Civil en A Cañiza. Un recorrido por la exposición de sus obras resulta una experiencia impactante, inquietante y conmovedora. Figuras de seres humanos a tamaño real, entre las que llama la atención la presencia de recreaciones de su madre en diversas estancias, se van sucediendo ante los ojos asombrados del visitante.
Estudios de anatomía, cuerpos humanos en diferentes posiciones, instalaciones, bodegones de su etapa ruralista, sus famosos cuadros de gallos de feria, autorretratos, una última cena con sillas vacías que presentó en el Pompidou de París, la menina de Velázquez visitando en un cuadro la obra de Giráldez, que la retrata acompañada de una planta digitalis que le augura una larga vida, reflexiones pictóricas sobre la naturaleza, la vida, la psicología, las creencias o las células van desfilando a lo largo del edificante paseo. «A la gente le gusta porque dicen que es raro», comenta el artista.

"LAS JUVENTUDES CON EL CELTA"- DIEGO DE GIRÁLDEZ 1998 - MUSEO DE ARTE DEPORTIVO DE LA FUNDACIÓN CELTA DE VIGO
De una parte D. Horacio Gómez Araujo , en calidad de Presidente de la Fundación Celta de Vigo
Y de la otra D. Diego de Giráldez en su condición de pintor "DIEGO DE GIRÁLDEZ" y como propietario de su obra artística e intelectual "LAS JUVENTUDES CON EL CELTA"
Dicha obra pasa al Museo
jueves, 24 de abril de 2025
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