miércoles, 9 de septiembre de 2020

LA VOZ DE GALICIA 9 DE SEPTIEMBRE DE 2020 - HASTA EL 30 SE PUEDE VISITAR LA EXPOSICIÓN - 50 ANOS NA OBRA DE DIEGO DE GIRÁLDEZ EN LA EMAO -

 

Diego de Giráldez, del dibujo clásico al color

El artista cañicense, que mantuvo relación profesional y personal con Salvador Dalí, protagoniza en la Escola de Artes e Oficios de Vigo una exposición retrospectiva de sus 50 años como creador






VIGO / LA VOZ 
 

«Me daba mucho sosiego subir aquellas escaleras», afirma Diego de Giráldez para recordar cuando era un niño al que el director de la Escola de Artes e Oficios de Vigo le dejaba acudir a clases de arte sin estar matriculado porque todavía no tenía la edad reglamentaria. Aquel sentimiento se plasma hoy en día en una exposición retrospectiva del artista que acoge el Espazo EMAO hasta el 30 de junio.

Diego de Giráldez nació en A Cañiza en 1956. Con pocos años de edad se trasladó a Vigo para iniciar una trayectoria artística que, poco tiempo después, le llevó a Madrid y, sobre todo, a Barcelona, donde entabló relación con Salvador Dalí y Antoni Pixot. «Me marcó mucho conocer a Dalí porque era una persona muy peculiar y un gran artista en todos los sentidos; Pixot es conocido por su papel como director del Museo Dalí, pero también era un gran pintor», señala el artista cañicense.

Ese encuentro con el genio de Figueras facilitó su aproximación al surrealismo, a través de lo que Diego de Giráldez denominó realismo NAS (naturalismo, abstracción y surrealismo). Sin embargo, el artista gallego establece las diferencias conceptuales: «Dalí llegaba al surrealismo a través de la deformación del objeto, mientras que yo lo hago mediante la desgravitación del objeto y su colocación en un espacio en el que no tendría que estar».

Aprovechando la presencia de la exposición retrospectiva de su obra en Vigo, Diego de Giráldez reflexiona acerca de su trayectoria, llegando a la conclusión de haber recorrido el «camino justo». «Me inicié con un dibujo más o menos clásico, al que después le añadí un concepto personal; sin querer entrar en el surrealismo, tras conocer a Dalí, profundicé en el mundo NAS. Fui evolucionando tanto en la técnica como en la temática y, ahora, estoy en una etapa de solo color en la que trabajo el naranja. Es un resumen general del conocimiento del color, retirándole la forma física», explica Giráldez de esta forma los pasos recorridos en su más de medio siglo como artista, algo a lo que llegó, según subraya, sin darse cuenta.

En ese camino, el artista cañicense mantiene una preocupación constante por el conocimiento de la anatomía humana y de otros animales, algo que quedó reflejado recientemente en el libro Anatomía artística y visión patológica, en el que contó con la participación de Antonio Bonet Correa, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y con el catedrático de la Universidad de Sevilla, Gerardo Pérez Calero. «El conocimiento de todo ese entramado es muy interesante, tanto para el ámbito científico como para el artístico, por eso sigo intentando conocer los entramados de la anatomía porque los movimientos de las propias estructuras pueden hace cojear una obra o hacerla valer mucho; hay que conocer los límites de la movilidad, tanto ósea como muscular», sentencia.

La obra de Diego de Giráldez está presente en museos de Europa, América, Asia y África, así como también en colecciones de relevancia mundial. Sin embargo, el artista valora mucho el reconocimiento que ha tenido en su propia tierra. «Cuando me nombraron hijo predilecto de A Cañiza, todos los concejales apoyaron la moción, algo que me llena de orgullo», explica. A ese galardón, suma la condición de Vigués distinguido, así como el cariño permanente del ámbito creativo más próximo.

Al dibujo y la pintura, Diego de Giráldez añade su querencia casi natural por la escultura, una faceta que cultiva desde sus tiempos en la Escola Municipal de Artes e Oficios. «Regreso a ella dependiendo del momento creativo, algo que también me pasa con las distintas técnicas empleadas a lo largo de mi carrera», señala.

La EMAO

Diego de Giráldez recuerda de manera entrañable su paso por Artes e Oficios, y valora las condiciones que tenía entonces la escuela municipal viguesa. «Tenía un profesorado de primera línea y, además, material para que los alumnos pudiesen iniciarse de una forma completa», señala. También reconoce que los jóvenes artistas de hoy en día lo tienen más complicado que su generación para poder emprender un camino profesional. «La desaparición de las cajas de ahorro en toda España dejó un gran vacío, porque antes cualquier ciudad tenía sus espacios dedicados a los jóvenes; en general, el mercado del arte ha cambiado mucho en todos estos años, y no ha sido para mejor; los jóvenes de hoy en día lo tienen más complicado», concluye.