viernes, 20 de enero de 2012

DIEGO DE GIRÁLDEZ DE LAS ARTES MILITARES A LAS PLÁSTICAS.

Donde antes uno se encontraba con tricornios y mosquetones, desde el próximo mes de agosto podrá darse de bruces con el arte y su tropel de sensaciones. Cuando se inaugura la Casa de Encuentro con el Arte de Diego de Giráldez, y su obra ocupe las dependencias del antiguo cuartel.
El causante de convertir en artes plásticas lo que antes se dedicaba a las militares no es otro que el pintor, que ha hecho de este edificio un escenario acaballo entre lo Kitsch y el surrealismo galopante.
De un pintor con personalidad tan peculiar como Diego de Giráldez no se podía esperar menos que una especie museística igual de singular, y eso se refleja en esta "casa de encuentro con el arte" en la que se ríe de las reglas que rigen cualquier espacio expositivo. El artista, que engloba su obra dentro de lo que denomina "Realismo NAS" , ha trabajado siempre contracorriente de modas o tendencias y esa misma actitud iconoplástica parece haber aplicado en la distribución de la obra allí expuesta.
Habitación por habitación los cuadros o esculturas van colonizando tan irregular espacio sin respeto a los cánones, arracimados e iluminados por las mismas lámparas que dieron luz a las estancias, desde bombillas peladas hasta una desfasada lámpara sesentera de cuatro brazos. El artísta parece convencido de que la fuerza de su obra, que muchas veces tiene visos de monumentalidad por su tamaño y temática, no precisa de respaldos lumínicos.
Ya al entrar lo que te recibe es el sonido de una cadena de radio portuguesa dedicada a la música clásica que intercala comentarios en el idioma luso y surge de un receptor instalado en la planta baja. Luego, el recorrido por la instalación tiene el actractivo de lo caótico aunque el artísta resuelve tal cuestión a su manera: " el caos suele ser un buen caldo creativo" .
Diego de Giráldez, parece bastarle la presencia de su obra, la suya de los últimos 25 años, que tiene una especial demanda en centros institucionales y museísticos. Y es que esa pintura de temática religiosa suya, o la que llama intelectual, o sus desnudos o figuras, o sus gallos, o sus bodegones o paisajes, todo ese extraño derrame entre realista, mágico, surrealista o naturalista.

Fernando Franco.