sábado, 14 de junio de 2008

DIEGO DE GIRÁLDEZ NATURALEZA Y SÍMBOLO - POR JAVIER RUBIO MOBLOT.

Su obra remite inequívocamente los planteamientos más característicos del barroco, con esos fondos totalmente oscuros, con esas tonalidades pardas en el amplio plano sobre el que se desarrolla la acción y esas luces puntuales que caen sobre los elementos más próximos. Y qué decir de la precisión y perfección que nos remite directamente a un Sánchez Cotán o a un Zurbarán. El parelismo se detiene en Diego de Giráldez (la Cañiza- Pontevedra) construye con sus animales meticulosamente pintados y con toda esa serie de objectos (fundamentalmente esferas transparentes). Que flotan en el vacío, un mundo de asociaciones que por otra parte, tiene más que ver con la metafísica que con el surrealismo. En su obra los animales se presentan como las fuerzas vivas de la naturaleza, actuando en un sistema perfectamente equilibrado que es el cuadro. No son representaciones de animales sino criaturas únicas perfectamente identificables gracias a la depuradísima técnica del pintor que sabe hallar en un pájaro, en un perro ( y también en plantas, frutas y objetos), aquellos rasgos que le distinguen de los demás miembros de su especie. . Alrededor de ellos, se desarrolla una compleja representación alegórica de algún fenómeno natural ("Equilibrio de fuerza". "Entre dos razas". "Equilibrio de la naturaleza en su retorcimiento"...) o del ciclo mismo de la vida, o del sentir religioso del propio pintor.
Diego de Giráldez, que aún puede ser consierado un pintor joven, ha expuesto individualmente en más de doscientas ocasiones y su obra se encuentra representada nada menos que en ciento treinta y siete museos en España, Portugal y otros países.
Javier Rubio Moblot.
Crítico de Arte. Texto publicado en " El Punto de las Artes"