Diego de Giráldez, llama a lo suyo "realismo nas", y así define al realismo unido al naturalismo, abstración y surrealismo. Uno se pierde con frecuencia en el volcabulario de los artístas así que mejor dejar las cosas en ese punto que él las dice, pero cualquiera que conozca su obra está al menos seguro de dos o tres cosas: la perfección sobre el lienzo que le convierte en un aventajado pintor realista. Aventajado hasta el punto de haber provocado la atención entusiasta del fallecido crítico Santiago Amón, que lo situó entre los clásico, y no menos del también fallecido crítico, poeta y escritor singular que fué Ramón Faraldo.
Una de las características de este artísta es el número de exposiciones que realiza cada año, a lo largo y ancho de la geografía española. Su pintura debe tener como un pasaporte especial entre las instituciones oficiales, porque de sus muchas exposiciones son ellas quienes le patrocionan una parte sustancial, o la menos colaboran con el pintor cediéndole espacios preferentes.
Si se le pregunta sobre su metodología de trabajo, dice él que " no pinto por sistema, sino que cuando tengo algo en la cabeza y le he dado las vueltas suficientes como para tenerlo claro, lo expreso sobre el soporte, sea cual sea la hora del día o de la noche".
Una de las cosas que obsesionan a Diego de Giráldez es la figura humana. " Me interesó siempre mucho conocer al dedillo toda la forma ósea y muscular,en general toda la periferia de la anatomía humana, y a ello me he aplicado. por eso mis figuras reproducen una sensación de realidad casi táctil, esa impresión de que tocas ese brazo pintado, por ejemplo, cederían sus músculos". Respecto a las tendencias actuales de la pintura, la opinión de este artísta es clara: "Hoy tiene cabida cualquier tipo de expresión pictórica".
En el libro sobre el artísta editado por la Diputación de Pontevedra, califica así Francisco Pablos:
"La perfección formal, la exquisita factura de sus obras, esa precisión casi entomológica de todo lo representado, dan a la obra de este pintor la calidad de maestro del realismo. Un realismo diferente, de poética implícita más que explícita. De imaginable y cuasi imaginario misterio..."
Fernando Franco
Vigo
