viernes, 7 de noviembre de 2008

DIEGO DE GIRÁLDEZ - EL LIENZO COMO SUPLICIO DE CARICIAS - POR TITO GÓMEZ.

El ave duerme, tu pintas de madrugada esos verdes de col insinuada, ese misterio de cenizas que el poeta cantara y esos campos de espigas como cañas.
El lienzo suplicio de caricias y espadas y esa luz tuya, ya mía y nuestra, eternamente soñada y otra vuelta por tu inagotable imaginación bañada por el duende que él te dio para que nos dejes para el mañana.
Tu estudio como sepulcro con la piedra desnuda, con el potro de tres pies y un cuadro de materia bien cargada, compañero de desierto de noche de soledad continuada con golpes de sombras, de desnudos cuando se difumina el alba.
Ellos, todos te verán si los ojos levantaran, ya no estarán ahí donde tu nombre quedara, porque tus cerezas y manzanas, tus negros y blancos cuando nevara, son legados del que sufría de la noche a la mañana.
Enseñando tus raíces del pastor a la montaña, del cordero al labriego que te acompaña el alma. Guardián de los druidas, dólmenes y el agua que manara de esta tierra que es tuya y del celta que poblara.
Dejando la carne en el camino del insomnio, cada aurora el azul del mar te llama, los lilas y carmines cual primavera rosada y un plumaje de la noche locura observada.
Esperanza del mastín por leal bien ganada, de las cuerdas de tu "Cristo" para qué clavos como espinas, sus divinas manos no dañaran y esa madera que vislumbra inocencia sana.
Apartado de los ruidos, que confunden tu libertad amada, de tus pinceles al lienzo cala la espalda en tu inseparable oficio como el mejor que pintara, sin parecerse a nadie tu obra ya consagrada.
Quisiera traer la palabra esbelta que quedara, que se hundiera, que arañara como el amante a la amada y así tantísimas cosas, en tu magín, poesía bucolizada de la realidad infinita más lejana.


TITO GÓMEZ

Vigo.