viernes, 14 de noviembre de 2008

DIEGO DE GIRÁLDEZ EN HUELVA,.- POR JESUS CHAPARRO QUEIJA.

Diego de Giráldez nace en la provincia de Pontevedra.
Todo lo que le rodeó desde muy pequeño, en su vida, tiene interés para determinar la personalidad de este pintor, tercero de cuatro hermanos y que quizás esos prolongados periplos, de su padre, en la mar, hagan de él un niño juguetón y con inquietudes, que comienza muy temprano a dibujar, dado que cuando a penas andaba ya " pintaba" con carbones de la "lareira" sobre papel de estraza, de envolver el pan, los que su madre desechaba. Y que hoy en día, en opinión de críticos tan significativos como Santiago Amón y Ramón Faraldo, es un "pintor sorprendente" que creó un nuevo estilo dentro de este nuevo realismo combinado con naturalismo, abstracción y surrealismo.
A partir de 1967 se va formando culturalmente y artísticamente en sus cuatro grandes pasiones: la medicina, la anatomía, la pintura y la escultura. Este niño que responde al nombre de Diego de Giráldez pronto empiza a destacar como dibujante y ejerce, ya, como pintor que tiene todas las características para ser un nombre que pise fuerte en este "mundillo" del arte; "..., inquieto, con toda la fuerza y sabiduría de los Druidas Celtas...", como nos recuerda Ramón Faraldo.
Camina, los primeros años, silenciosamente, acumulando formación. Este nombre de excepción entre la pintura contemporánea de los últimos años, pinta, en esa época, lo que conoce: el paisaje, sus gentes, las naturalezas muertas con colores y luces de nuestra tierra. Hoy domina una obra que ha sido catalogada, considerada por la contemporánea.
En su obra se distinguen muchos elementos que hacen que se reconozca, a simple vista, entre todas las demás. Su gran familiaridad con la naturaleza, la notable seguridad en la observación de sus mecanismos le permite conocer sus leyes. El interés y un estudio constante de/por la anatomía le sirven como bases para plasmar sobre el lienzo la génesis empírica de lo que será su obra.
En Madrid, en una visita a una de sus exposiciones: Ramón Faraldo, Santiago Amón,..., a estos dos críticos le llega a unir, con el pintor, una verdadera admiración por ambas partes. Hasta el extremo de comentar uno de ellos:" Si me preguntasen ¿ Qué cuadro debería incorporarse, ya, al Museo del Prado?. Seguramente respondería que "El Cristo Hombre de Diego de Giráldez".
Diego de Giráldez, sabe que el arte es absolutamente inseparable del oficio. Sabe también que el blanco más blanco nace de la explosión comunitaria de todos los colores, que el negro más negro surge cuando la noche se apodera del fulgor del arco-iris. Pintor sorprendente, creó un estilo dentro de este nuevo realismo que denomina NAS ( naturalismo, abstracción, surrealismo)". En 1980 es seleccionado para formar parte de la exposición "Maestros del Realismo Español", Y a partir de este año es normal verlo, escucharlo y leerlo en distintos medios de comunicación, revistas especializadas, libros,...,
Ahora lo tenemos en Huelva, con una excelente y valiosa exposición para deguste y deleite de los que aman el arte con una expresión viva y con una interpretción de lo cotidiano, lo sublime y lo absurdo, que la hacen atractiva y a veces, diríamos necesaria para desconectar del cotidiano que hacer.
JESUS CHAPARRO QUEIJA.
Huelva.