viernes, 30 de enero de 2009

REALISMO DE DIEGO DE GIRÁLDEZ POR J. GONZÁLEZ ORTIZ.

El pintor gallego Diego de Giráldez, en el museo de Ciudad Real. El bagaje, que Diego de Giráldez nos envía desde su último encuentro con el público en Jerez de la Frontera, son un grupo de obras que nos muestran toda su forma expresiva. El mundo de Diego de Giráldez, es literario, aunque se encuentre dentro de la plástica y su obra, como hicieron los pintores renancestistas (lógicamente con otro lenguaje ), está cargada de alusiones mitológicas, si bien su mitología, es actual y está preñada de ciencia, cotidianeidad y cosmología.
El cosmo de Diego de Giráldez, es una habitación abierta al mundo, exterior e interior, donde el artista se asoma expectante e incrédulo en una intropección-extropección a la realidad contidiana.
Realidad que él atrapa en sus obras y las subyuga, obligándola a entablar un diálogo con el espectador, de ahí, que la comunicación obra espectador o Diego y realismo personal, constituya ensí, una relación incpetusosamente lírica y poética a la vez.
Su arte es "intimista". Los objetos y los seres vivos, se conjugan en una hierática calma intemporal, sobresaliendo e imponiéndose, individualmente y objetivamente.
La simbilogía que con maestría maneja Giráldez, está dentro de un realismo cosmogónico. Hay misterio. Se trata realmente, de un hiperrealismo soterrado, aunque el artísta parece que no lo quiere desvelar y lo deja libre y a su aire en el cuadro.
Los objetos, parecen que tienen vida propia, que poseen un alma individual y se sublima por entablar un diálogo con el espectador, por comunicarse, al igual que los seres vivos (gallos, urracas...) que pululan sistemáticamente introducidos en la obra por el pintor.
Gallos ( simbolismo propio de la cultura galico-portuguesa, de donde procede el pintor) y otros objetos, maletas, cestas... a veces inconexos dentro de las composiciones, pero que, llenan su propio significado y juegan a la perfección, las reglas del juego que Diego les impone.
Técnicamente, es una pintura trabajada, con mucho academicismo y efectos verdaderamente espectaculares y realistas. La utilización por parte del pintor de una técnica mixta, confiere un sello personal a la obra. Su pintura símbolista adquiere cada uno de los símbolos su propia personalidad, su individualidad que no es anulada por los restantes integrantes del discurso plástico, sino que están en una armonía y perfecta conjunción.

J. GONZÁLEZ ORTIZ.
Ciudad Real.